Durante todo el otoño y lo que llevamos del invierno unas parejas de garcetas nos alegran la vista a los que tenemos la sana costumbre de pasear por el muro.
Su lugar más habitual es la desembocadura del río Piles, sobre las rocas.
Son unas aves gráciles y esbeltas cuando están estiradas y desgarbadas y jorobadas cuando se encogen.
De un blanco inmaculado, suelen permanecer más o menos quietas, picoteando entre el agua o practicando un corto vuelo que les deja a pocos metros de donde estaban.
domingo, 6 de enero de 2008
GARCETAS
Etiquetas: NATURALEZA
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